sábado, 19 de enero de 2008

Coherencia

Desde pequeño fue un contestatario. Cuando la huelga de estudiantes, le pilló en la universidad, él estaba allí. Cuando comenzó su vida laboral, la primera visita después de su contrato fue a afiliarse a un sindicato. Se manifestó con pancartas cortando la SE- 30 para protestar por las condiciones pésimas de su barrio. Incluso, para causas que no le afectaban, él estaba allí: astilleros, mineros, trabajadores de telefonía, todas aquellas personas que luchaban por derechos que él consideraba justos, nunca falló, él estaba allí.

No era el típico protestón sin causa. No fue rebelde sin ella cuando era joven. Ni siquiera fue un bebé llorón. Eso sí, su madre le decía que siempre salió en defensa de amigos y hermanos. No se creyó salvador de nadie, pero su responsabilidad hacia los demás la tenía muy asumida.

Un día le venció la muerte. Cuando su féretro lo conducía hacia su viaje final, el coche fúnebre tuvo que parar al encontrarse dentro de un atasco provocado por una manifestación de trabajadores de funerarias, que reivindicaban mejores condiciones salariales. Y él estaba allí…